2 de junio de 2019

Día mundíal de la acción contra los TCA







Hoy 2 de  junio es el día mundial de la acción contra los trastornos alimentarios. Por eso quiero poder contar un poco mi historia. Aunque creo que está plasmada en el blog durante todos estos años…

En alguna ocasión salen noticias en la TV sobre la gravedad de esta enfermedad, sobre que hay alguna familia intentando luchar por algún miembro de la familia porque tiene esta enfermedad y casi siempre viene acompañada de alguna imagen.
Hace relativamente poco salía en los telediarios una familia intentando que en su comunidad abriesen una unidad en los hospitales, porque en su comunidad no existía ninguna unidad de trastornos alimentarios y su hija estaba muy grave. Salieron varias imágenes de esa chica, incluso ella misma hablando y supongo que inconscientemente se me escapó un uff… como diciendo madre mía como está, que mal está…
Y entonces es cuando una vez más mi madre me dice que yo también he estado así, o incluso peor. Pero como he dicho alguna vez, no tengo ningún recuerdo de estar tan mal. Mi visión nunca fue real…

A veces intento recordar en qué momento empezó todo esto. Cuál fue el inicio de esta dura vida.
Pero por mucho que me esfuerzo e intento no logro recordar en qué momento empezó el calvario. Sólo recuerdo que nunca he estado satisfecha con mi cuerpo. Que a los 13 años tuve un pequeño episodio que duró muy poco. Porque en ese momento alguien cercano a la familia me pilló enseguida y sabía de qué iba el tema y alertó a mi madre.
También es verdad que a esa edad no tenía el acceso a las redes como ahora y era algo muy desconocido para mí. Pero sí sé algo seguro. En algún momento a los 18 años todo empezó a cambiar muy lentamente, pues volvía a tener pequeños episodios.
Empecé a entrar en páginas que me ayudaron a meterme más y más a fondo en una espiral que nunca pensé que caería.
Aprendes miles de cosas solo para adelgazar y verte más guapa.

-Son sólo unos kilos. ¿Qué daño me va hacer?

Empiezas a caer un poquito más y otro poquito y si alguien te dice algo ya sale la respuesta que todos hemos dicho alguna vez "yo controlo".
Empiezas a perder peso y la gente lo nota. Sobre todo la gente, ellos lo notan mucho antes que tú. Y en la gran mayoría de casos todo son halagos, comentarios positivos...
-¡Uy estás más delgada!
-Estás mejor que antes.
-Qué tipo se te está quedando.
-Estás más guapa...

¿A quién no le gusta que le lluevan halagos y comentarios positivos?
Sin embargo para la gente empieza a evidenciarse una bajada de peso, ya sea grande o pequeña, pero tú no lo ves así y te acabas marcando una meta.
-Me veré bien con equis kilos.
En mi caso, 45kg era mi meta final.  Empiezas a mentir, hacer lo que sea por perder peso, por no comer, por comer sólo comida saludable...
Sigues recibiendo halagos y más halagos; subida de autoestima en ese momento e inconscientemente piensas un poco más...
Para no desanimarte te marcas pequeñas metas hasta llegar a la meta final.
Y así, entre mentiras, entre estrategias, malos consejos y una pérdida total del control acabas cayendo al abismo de una manera rápida y brutal. Pierdes el control pero no lo ves, sigues diciendo "yo controlo", pero no. 
Tampoco recuerdo en qué momento perdí el control y lo tomó la enfermedad por mí.

Llega un momento en el que la pérdida de peso es evidente, en el que algunas personas siguen alabándote, pero los que de verdad te conocen dejan de hacerlo porque empiezan a notar que ahí pasa algo.
Y por mucho que te preguntan, tú siempre estás bien, sacas mentiras de la nada para justificarte siempre...

¡Por fin, lo conseguí! ¡Llegué a mi meta final! Pero... aquí pasa algo...

45kg marca la báscula, pero el reflejo que me devuelve el espejo no es el que yo esperaba... algo falla.
Y sin darte cuenta de lo descontrolado que está todo sigues bajando de peso cada día un poco más.
Buscas más estrategias para al menos no ganar ese peso perdido.
Y sin saber muy bien como empiezas ayunar los fines de semana. Dos días, son sólo dos días....
Y un día me dije va un día más; otro día más, otro día más...
Se supone que 1+1 son 2. Pues en mi caso 1+1 acabaron siendo 35 días...
Y tengo el vago recuerdo de enfadarme porque una comida familiar fue la que me hizo romper ese ayuno...

Después de 35 días comer se volvió mucho más complicado. Dejé la comida sólida, para pasar a los purés y potitos como los bebés, porque me era imposible comer algo sólido.
Y aun así no era suficiente, necesitaba que mi cuerpo estuviese vacío, sin comida...
La gente me decía que estaba enferma y yo no lo veía y sólo podía pensar:
-Envidiosos.
-Ellos sí que están enfermos...

Un día mi cuerpo empezó a darme avisos...
-Amenorrea.
-Pérdida de pelo.
-Mareos.
-Taquicardias.
-Braquicardias....
Entre muchas cosas más....
-No, yo estoy bien, no me pasa nada.

Hasta que un día al terminar Navidades mi cuerpo dijo hasta aquí.
-Te estás muriendo- me dijeron en el hospital.
Y tan mal estaba la cosa que aun piensas que todo es mentira, que todos están en contra tuyo.
¿Mi respuesta ante las palabras del médico?
-Quiero el alta, tengo un trabajo importante que entregar.
-No podemos obligarte a quedarte, pero ten por seguro una cosa. Es viernes, ten por seguro que si sigues así posiblemente el lunes estés muerta.
Y aun con esas palabras, que te están diciendo que en cualquier momento te puedes morir, no sentía nada. Me daba igual...

De esto han pasado 9 años...
No es fácil hablar de esto, no es fácil intentar recordar lo mal que estaba. Me duele no tener recuerdos de cómo estaba, me duele no tener una imagen real de mi antes de ingresar en el hospital...
Pero lo que más me duele es ver como siguen pasando los años y sigo con una enfermedad que me acompaña las 24h del día los 7 días de la semana los 365 días del año...
Pero hay una cosa que sí tengo claro.
No me arrepentiré nunca de la decisión que tomé de luchar contra esta enfermedad.
Cada persona es un mundo. Pero en mi caso, mi motivación de pedir ayuda de verdad fue una pequeña niña y a los pocos meses se le unía a ella un pequeño niño.
Cuando supe que llegaba en camino un bebé a la familia me dije hasta aquí. No quiero que ese pequeño ser me conozca como su prima la que está enferma o bien, la que está en el cielo...
Ellos fueron mi motor.
Siguen pasando los años sí, me duele decir que sigo con la enfermedad, pero puedo decir que sigo luchando entre muchas lágrimas, entre mucho dolor...
Quiero vivir la vida, quiero seguir viendo a mis amores crecer día a día, quiero poder decir orgullosa yo salí de esto...
Quiero poder decir de los TCA se sale...



by Kinki Pulguita

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