16 de febrero de 2017

Sonrisas











“Una sonrisa significa mucho. Enriquece a quien la recibe; sin empobrecer a quien la ofrece. Dura un segundo pero su recuerdo, a veces, nunca se borra.”

(Anonimo)



Como bien decía ayer, a veces puedes estar arriba y otras veces puedes estar abajo.

Hoy me sentido abajo, muy abajo.
Tan abajo que sentido la necesidad de permitirme desplomarme en el suelo y quedar tendida en un charco de lágrimas.
Cuando necesitas hablar pero no sabes con quién puedes hablar, pero a la vez sientes esa ambivalencia de querer pero no querer.
No sé si es el agobio, el cansancio, la falta de sueño o las necesidades que tengo o bien una  suma de todo. Me han hecho ver que no siempre tengo que colgar mi armadura, que en ocasiones siempre viene bien tenerla. Puede ser que no tu mejor armadura, pero si una que te proteja lo suficiente.

Hoy he sentido como mi alma se desquebrajaba y caía en mil y un pedazos. Pero al bajar la mirada al suelo, he encontrado la silueta de mi sombra. Totalmente inmóvil he fijado la mirada  en mi sombra. Una sombra que reflejaba un cuerpo entero, en pie, con todos sus miembros en su sitio. Mi cuerpo permanecía intacto.

Con el alma hecha pedazos he continuado mi camino dejando caer unas lágrimas por el camino. Mis ojos se desbordaron, no podían contener ya más lágrimas.
No pueden verme así, no quiero que me vean así y me detengo a secar mis lágrimas.

Uno….dos…. respira…traga saliva…inspira aire y aguanta…

Estoy tan ciega que no reparo a mirar que me detenido en un parque infantil donde un nene de color vestido de raperillo con su gorra de lado al estilo Will Smith en la serie “Príncipe de Bel Air” juega ajeno a las preocupaciones, al peligro que existe en el mundo…

Me quedo mirando fijamente como desborda alegría, naturalidad, inocencia, picardía…
Y en ese momento, levanta la cabeza desconectándolo de su mundo de fantasía y me responde con una amplia sonrisa. Es tan tierno, tan dulce, que por muy mal que me sienta es inevitable responderle con una sonrisa.

Una mujer le acompaña, su madre supongo y se me queda mirando fijamente con una sonría en la boca que me transmite una serenidad. Siento que su  sonrisa me dice “todo irá bien”. 

Continúa mirando como miro con ternura al pequeño raperillo experimentar en el parque intentando subir a un pequeño balancín.
Bajo la miranda con una media sonrisa, vuelvo la mirada y siento como mi yo interior se aproxima a recoger los trozos de mi alma desquebrajada.
Siento que no es el momento, que ahora mismo no puedo ponerme a reconstruir mi alma, así que guardo los trozos dentro de mí para que cuando sea el momento, empezar a ir pegando las piezas de mi alma para volver a construirla.


by Kinki Pulguita

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