7 de julio de 2014

Nuestro principio










 "Confia en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades"

(Miguel de Cervantes)


Ha pasado un tiempecito desde la última vez que escribí.
La verdad, es que pensé que después del post que os contaba la historia de Aaron y del aprendizaje que tenía cuando veo sus fotos y vídeos, pensé que escribiría algo más seguido.

¿Alguna novedad desde el último post hasta ahora? Mmmm... yo diría que sí.
Tenía que exponerme al mundo.
Me explico, yo no soy capaz (aún) de comer fuera de casa o delante de gente que no conozco.
Tenía que exponerme todos los días a almorzar algo, lo que más sencillo fuera para mi y un lugar tranquilo. De 7 días que tiene la semana sólo pude hacerlo una vez y fue muy desagradable.
De los propios nervios, del propio miedo no conseguía masticar a penas, por lo que cada bocado que daba acababa tragándolo sin masticar. Muy desagradable.
Las otras veces me lo plateaba y no podía, por lo que me enfadé conmigo misma por no poder hacerlo.
Esta exposición tenía que hacerla porque el día 30 de Junio era el día sin IVA en mi trabajo, y esto conlleva hacer ingestas allí.
No os voy a engañar y a decir que desde el primer momento pensé en hacerlo, sería una mentira que ni yo misma me creería.
Como bien le puse en el email a mi terapeuta, en ese momento mi única solución era pasar el día sin comer nada.
Mi planing mental era desayunar, ir a trabajar y si volvía en condiciones cenar y acostarme, sino, no cenar y el día 1 sería otro día.
A pesar de que ese fue mi pensamiento durante unos minutos largos, en esos minutos lo único que hice fue pedir ayuda a mis terapeutas vía email.
Sí o sí, sabía que esa no podía ser la única solución, pero el miedo me pudo y sólo veía esa solución.
A la vez que el miedo me decía "ese día no se come" mis dedos tecleaban lo más rápido posible en el móvil para enviarle el email con un asunto de "Necesito ayuda YA"

Se habló con terapeuta y nutricionista, estaba todo preparado para que dentro de lo mal que lo iba a pasar, lo pasase menos mal...

Por desgracia, o por cosas de los nervios no lo sé, nada salió como planeamos y cuando digo nada, es nada.
Agobios, lloros, desconcierto, ataque de ansiedad por todo lo alto, susto para mi como para mis compañeros y jefes y visita al centro ambulatorio para que me mirara un médico.

Le expliqué a la doctora lo que pasó y como ya estaba bajo tratamiento y es algo que hablaría y trataría con mis terapeutas se limitaron a medir la tensión y el azúcar.

A la vuelta al trabajo ya estaba muchísimo mejor, y pude comer algo (que no estaba planeado) descansar y volver al trabajo.

Hace unos días tenía cita con mi psiquiatra y me hizo una pregunta un tanto curiosa ¿con qué me quedo de ese día?
Lo pensé unos 5 min y fui muy sincera. De ese día veo una parte negativa y una positiva.
La negativa lo que ocurrió, el susto que me llevé yo y sobre todo el susto a mis compañeros y jefes, pero la parte positiva es el comer algo fuera de casa, aunque no fuese de la manera que había quedado con mis terapeutas.
Pude comer un poquito en plato, descansar y terminar mi jornada laboral de ese día.
Para mi habría sido un fracaso si el final de ese día habría acabado en casa por el susto, o por no poder continuar.
Pero lo hice, continué y acabé mi jornada.

Después de ese día he pensado en el protagonista del post anterior, de Aaron.
Él no tiene el mismo trastorno que yo, pero sí que empieza a comer y probar cosas nuevas ahora...

Tengo un vídeo en el móvil que me pasó su mamá Dolores, en él que se le ve chupeteando y comiéndose una palomita de mantequilla.

Lo veo y pienso ¿cómo algo tan fácil para nosotros es algo tan difícil?
Está claro que Aaron no tiene los mismos pensamientos que yo, pero él también lo ha pasado mal a la hora de las comidas y ha acabado alimentándose por una sonda que iba directamente a su estómago.
Él todo lo que fuese un contacto con la boca o labios lo pasaba mal.
Angustia, arcadas...

Pero lo ves ahora que ya come por boca poquito a poco, que mira y analiza las cosas pero lo intenta.
Pone caritas raras, ya que son sabores totalmente nuevos para él, puede refunfuñar, le puede costar, pero ahí está día a día comiéndose sus comidas por boca.
Y aunque solo sean cosas trituradas, ¿cómo empezamos todos nosotros a comer?
Cremitas, puré y todo bien trituradito.

Yo pienso, ¿no tiene el recuerdo de las veces que lo ha pasado mal?
Yo creo que sí, pero también creo que él quiere luchar tanto o más que yo, y se está haciendo mayor, y como todos los niños mayores hay que aprender y experimentar cosas nuevas, sabores nuevos...

Veo los vídeos, las fotos, y ahora me siento un poquito como creo que se podría sentir Aaron.
Han habido momentos malos, pueden haber momentos malos, pero esos momentos malos no son nuestro final; son nuestro principio.

Aquí os dejo un vídeo del gran Aaron donde me enseñó que se ha pasado mal, se puede pasar mal, pero no es nuestro final, es nuestro principio.







Yo quiero hacerme una promesa, pero no sólo a mi, si no a mis primitos Lucía y Yeray, mis sobrinas Sofía y Leire y por supuesto a mi luchador Aaron.
No sé cuándo será, pero algún día compartiremos merienda o lo que tengamos que compartir y lo disfrutaremos como nunca.


Aaron, sigamos avanazando juntos en la distancia.




by Kinki Pulguita


1 comentario:

Anónimo dijo...

I'm so proud for you!! You can think that it was nothing, but I think that was a giant step for your complete recover, next time you need help or you have any kind of questions just sent me a Whatsapp and I'm going to try to help you, if I can...
Now it's time to learn English because I won't translate you absolutely nothing of this :)jajajaja
LU

Seguidores